viernes, 10 de marzo de 2017

RELACIÓN ENTRE FAMILIA CON LA ESCUELA

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Las relaciones entre familia y escuela pueden considerarse un tema clásico en el estudio de la educación, ya que han sido objeto de reflexión y análisis desde hace años.



Familia y escuela tienen el objetivo común de educar a la persona, que es única y que necesita encontrar coherencia y continuidad entre los dos contextos. Ninguna de las dos debería afrontar en solitario el reto que supone la educación en nuestros días. Por ello, en estos momentos las relaciones entre familia y escuela se plantean en términos de complementariedad y apenas se cuestiona la necesidad de lograr una adecuada colaboración entre ellas. Dicha cooperación deberá respetar, en todo caso, el derecho fundamental de los padres como primeros responsables de la educación de sus hijos.

En el momento actual, el concepto de participación incluye una visión ampliada en la que las relaciones familia-escuela se plantean como un instrumento esencial para la mejora de los procesos y resultados educativos. Desde esta perspectiva, el papel de los progenitores se considera clave en los logros académicos de los hijos, por lo que se enfatiza la necesidad de dirigir los esfuerzos al logro de una colaboración efectiva entre padres y escuela.
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El hecho de que este enfoque plantee la implicación parental como una estrategia encaminada al logro de la calidad educativa no significa que se ignore el derecho a la participación de los padres como colectivo en el gobierno de la escuela y en la gestión del sistema escolar. Sin embargo, esta forma de participación se considera solo como una de las posibles facetas de la implicación parental, que no puede sustituir el papel que todos los padres deben desempeñar a título individual, acompañando y apoyando a sus hijos a lo largo de su trayectoria escolar. Además, una de las aspiraciones del sistema educativo consiste en la mejora de los resultados de todos los grupos sociales y, especialmente, de los más desfavorecidos.

jueves, 9 de marzo de 2017

ESTILOS EDUCATIVOS


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1. ESTILO AUTORITARIO.  Es un tipo de educación con una sola dirección, excesivamente recto y con prohibiciones; los adultos son la autoridad y los niños y niñas solo se limitan a obedecer.  Características:

  • Alto nivel de exigencia y presión con los pequeños.  Se espera de los niños y niñas que respondan de forma adecuada, no se les deja pasar ni una.
  • Aplicación de castigos y órdenes sin explicación de forma constante. Cuando el niño y/o niña no hace lo que se espera, sin más explicación, se aplica el castigo. Sin dejar que decida se le ordena como debe actuar. Cuando se les riñe se  critica directamente a la persona  en lugar de la acción. Las amenazas y prohibiciones son continúas.
  • Ausencia de dialogo. Los adultos imponen las normas, ordenan y castigan, no se paran a escuchar a los pequeños. La comunicación es pobre y escasa. Afirmación del poder del adulto, porque lo digo yo y punto.
  • El pequeño no participa, solo se espera obediencia. Los adultos imponen las decisiones y la solución a los conflictos. No se les deja pensar por sí mismos o decidir, con lo que contrariamente a lo que se pretende se les está sobreprotegiendo sin dejarles autonomía, sin permitirles experimentar el error y aprender del mismo.
Consecuencias Educativas.
  • Los niños y niñas criados con este estilo educativo, están acostumbrados a obedecer, no saben tomar decisiones. Esto hace que sean personas inseguras y llenas de miedos. Difícilmente tomarán una decisión por si solos, ya que temerán equivocarse, y tampoco sabrán solucionar conflictos.
  • Son niños y niñas sumisos y conformistas, no son líderes y aceptan la voluntad de los demás. Si no les dicen lo que tienen que hacer se sentirán perdidos e inseguros. Son niños y niñas muy obedientes pero también muestran altos niveles de dependencia.
  • Son pasivos y tímidos, desarrollan ansiedad por obtener la aprobación de los demás.
  • No suelen sentirse aceptados, su autoestima es baja. Suelen pensar que si no agradan a los demás no serán aceptados. Llegan incluso a sentirse culpables si no cumplen con los deseos de los demás
2. Estilo Permisivo. Este estilo educativo se caracteriza por escasos o nulos niveles de exigencia y control. Se les evitan conflictos y contrariedades a los pequeños y se les permite actuar como les plazca. Características
  • Ausencia de exigencias y de control. No se aplica ningún tipo de disciplina. Apenas hay reglas y las que hay se suelen incumplir sin consecuencias negativas.
  • No se les pide responsabilidades a los niños y niñas. Se tolera todo lo que hacen y nunca se les hace ver que con su actuación son responsables de determinadas consecuencias. La libertad es excesiva, en ocasiones no están preparados para ello.
  • Los niños tienen demasiado poder, están sobreprotegidos, consentidos y mimados.  Se le consiente todo y se le deja decidir aun cuando no está preparado para ello.
  • Nunca castigan a los niños y niñas y cuando se hace suele ser sin sentido, no se critica ni la acción ni la persona, directamente no se les quiere dañar con una crítica. Ante esto el pequeño no entiende que es lo que ha hecho mal.
Consecuencias educativas
  • Los pequeños suelen ser irresponsables. No son capaces de tomar ninguna responsabilidad. Las consecuencias de sus actos y errores suelen atribuirlas a factores externos.
  • Son niños y niñas inseguras, ya que todo lo que hacen vale, no saben cuando hacen bien o mal. No tienen la seguridad de saber cuando están haciendo bien.
  • Su autoconcepto y su autoestima suelen ser bajos. Hagan lo que hagan estará bien, no es por sus propios meritos o valor, por lo tanto no lo atribuyen a ellos mismos.
  • No saben enfrentarse a problemas o contrariedades. No aceptan que alguien les diga que hacen algo mal.
  • Son egocéntricos, dependientes, y carecen de capacidad de esfuerzo y autocontrol.
  • Anteponen sus deseos y necesidades.  Presentan problemas para las interacciones sociales, y no suelen cumplir las normas de comportamiento. Actúan según sus deseos.
  • Incumplen las normas y no entienden el sentido de las mismas.
3. Estilo Democrático. En este estilo educativo los pequeños son los protagonistas de su educación apoyados por la guía que les proporcionan los adultos. Tienen control y exigencia, pero basado en el dialogo, la comprensión y el afecto.  Características:
  • Este estilo se caracteriza por niveles adecuados de firmeza, control y exigencia, pero complementado con afectos y diálogos. Se establece un estilo flexible.
  • Se escucha a los niños y se les aporta las razones de las normas, se les ayuda a entender el sentido de las mismas.
  • Cuando es necesario se emplea el castigo, pero siempre criticando la acción y no a la persona. Además de castigos, se recompensa también las buenas conductas.
  • La toma de decisiones conjunta, mediante la negociación y el dialogo. Se ayuda a los niños y niñas a tomar decisiones, ni se les impone, ni tampoco se les deja solos. Se trata de esta forma que los pequeños construyan sus propios aprendizajes.
  • La relación entre los pequeños y los adultos esta basada en el respeto y la cooperación mutua.
  • En este estilo predomina la demostración de los afectos.
  • Se contribuye a que los pequeños asuman responsabilidades acordes a su edad.
Consecuencias educativas:
  • Como resultado de un estilo educativo democrático los niños y niñas son seguros de sí mismos y con niveles adecuados de autoestima y autocontrol.
  • Suelen tener éxito en las relaciones con los demás ya que saben cooperar y respetar a los demás.
  • El sentido de la responsabilidad de estos pequeños está bien desarrollado, saben tomar decisiones y colaborar en la solución de conflictos.
  • Son niños y niñas independientes, pero cariñosos.
4. Estilo Negligente. Los educadores no se encargan del pequeño. Sería la ausencia de estilo educativo. Características:
  • No se atienden las necesidades de los niños y niñas.
  • Indiferencia desde el punto de vista afectivo
  • No se practica ningún tipo de disciplina.
Consecuencias educativas:
  • Como resultado de una ausencia de estilo educativo nos encontramos con personas inseguras.
  • Es común que muestren conductas impulsivas, excesiva rebeldía, e incluso pautas de delincuencia.
  • Socialmente suelen ser solitarios y aislados, no saben relacionarse adecuadamente.
  • Estos niños y niñas viven con grandes carencias afectivas y por lo tanto se sienten vacios emocionalmente, su desarrollo afectivo es escaso. Se sienten rechazados y suelen presentar problemas emocionales.

CONTEXTO FAMILIAR

Es  innegable  la  importancia  que  tiene  la  familia  para  el  niño  y  la  niña,
Resultado de imagen para CONTEXTO FAMILIARespecialmente para su desarrollo social, ya que esta representa
el primer escenario esencial de la socialización.  El  sistema  familiar provee
un espacio psicosocial en el que los niños y las niñas obtienen los elementos distintivos de la cultura y las normas sociales que permiten su integración en la sociedad. La calidad de la relación familiar influye de una manera significativa en el desarrollo de la dimensión social, los estudiosos de la psicología reconocen la familia como un factor determinante en los procesos de socialización de la primera  infancia.
Las características  psicosociales  e  institucionales  de  la familia y las relaciones interpersonales que se establecen entre los integrantes de   la   familia,   que   involucra aspectos   de   desarrollo,   de   comunicación, interacción   y   crecimiento   personal,   tienen   una   influencia   directa   en   el desarrollo social de los hijos y las hijas.

La  familia  como  contexto  primordial  es  donde  el  niño  y  la  niña, consiguen las  cualidades  primarias  de  subjetividad  que  lo diferencian como seres sociales y pertenecientes a un determinado régimen social.
La familia es  una  unidad  activa,  flexible  y  creadora,  es  una  institución  que  resiste  y actúa  cuando lo considera necesario, es una red de relaciones vividas.

Los padres han sido reconocidos como los principales protagonistas y la familia  como  el
Primer escenario  de  la  socialización  del  niño  y  la  niña.  Son muchas las teorías sobre la socialización que exaltan la presencia de una fuerte asociación entre el tipo de relaciones padres-hijos-hijas existente en la familia y el desarrollo de los hijos e hijas (Cortés y Cantón, 2000; Dumas y La-Freniere, 1993, Rothbaum  y  Weisz, 1994).

En  la  familia  los  factores  contextuales  de apoyo impulsan la  competencia  y  adaptación  del  niño  y  la  niña  en  distintos ambientes y niveles evolutivos, mientras que los factores adversos conciernen con   un   aumento   de   la   probabilidad   de   que   se   presenten   disfunciones conductuales.
Una  constante  en  los  diferentes  enfoques  de  la  investigación  sobre  la
familia  es  el  reconocimiento  de su  importancia  en  la  socialización  de la primera infancia. Como señalan Lila (1994) y Musitu y Cava (2001), una de las principales funciones  de  la familia  es  la  socialización, el  sistema  familiar proporciona a estos el espacio psicosocial en el que obtener, percibir y someter a prueba los componentes
particulares de la cultura y las normas sociales que posibilitan su integración  en  la  sociedad  y en  ella  se  establece  un  interacción bidireccional, donde  las  acciones  de  unos,  y  los efectos que  tuvieron  éstas, intervendrán siempre  en  las  acciones  de  los  otros.  En  el  seno  familiar  según Musitu y Cava (2001) se consiguen los valores, creencias, normas y formas de conducta ajustados a  la  sociedad.  Así,  la  familia presenta  a  los  niños  y  las niñas,  los  diversos  elementos  propios  de  la  cultura,  determinando  en  cierta  medida el éxito  social  de  estos.  Sin  embargo, los  infantes
no  actúan en  dicho proceso  como  sujetos  pasivos;  la  socialización  es  un  proceso  interactivo mediante el cual se transfieren los contenidos culturales que se incorporan en
Forma de conductas y creencias a la personalidad de los  seres humanos.  Para
León,  Cantero  y  Medina  (1998)  la  participación  activa  del  niño  y  la  niña  se
Afirma por el aprendizaje y la interiorización de la estructura social en la que se encuentran inmersas. La socialización   en   la   familia   es   un   proceso   de   aprendizaje   no formalizado,  en  el  que  para  Musitu  y  Allatt  (1994)  a  través  de  un  complejo El proceso  de  interacciones,  el  niño  y  la  niña  asimilan  conocimientos,  actitudes, valores,  costumbres,  necesidades,  sentimientos  y  demás  patrones culturales que  caracterizan  para  toda  la  vida  su  estilo  de  adaptación  al  ambiente.  Este proceso, es el resultado de una interacción persistente entre el socializando y los  otros  significativos.